adj. y sust.
1) Se dice del individuo de un pueblo amerindio que habitó en gran parte el actual territorio de la República de Colombia principalmente en el valle del río Cauca y en los valles de la cuenca superior del río Magdalena. También se les conoce con el nombre de muisca o muysca.
2) Relativo a los chibchas.
3) Lengua o grupo lingüístico que se extendía por gran parte de los actuales territorio de Colombia, Panamá y S. de Costa Rica.
Nota ampliatoria:
La fuente más importante de información acerca de este pueblo amerindio se halla en los relatos que de ellos hizo el capitán español Gonzalo Jiménez de Quesada (1495-1579), descubridor de estas regiones. Este pueblo se encontraba diseminado en numerosas tribus en la altiplanicie de Cundinamarca. Las más importantes eran los estados soberanos de Hunza, Tunja, o Bacatá, Bogotá. También había una monarquía de carácter sacerdotal, cuyo centro era religioso, era Iraca. Los chibchas eran agricultores, cultivaban papas, camotes, maíz, algodón y mandioca. Su artesanía era notable en la confección de joyas y figuras de oro y cobre. También explotaban las minas de esmeralda. Entre los artesanos, sobresalían los alfareros. Fabricaban hermosos tejidos de algodón. Los españoles buscaron por siglos El Dorado en la comarca de los chibchas. Vivían en casas de madera o de cañas y barro de techo cónico, con el interior de las paredes cubiertas con esterillas, y en el dintel colgaban a modo de campanillas unas placas de oro. Su comercio estaba basado principalmente en el trueque. Tenían ferias en las que se efectuaban transacciones, principalmente cambiando sal y esmeraldas con los géneros que necesitaban. Como moneda usaban unos discos de oro en forma de tejuelos, que servía además para el pago de tributos. El gobierno de los chibchas era despótico; el cacique o reyezuelo asumía todos los poderes y era sagrado, y el mirarle a la cara era el peor de los delitos; nadie podía presentarse ante él sin alguna ofrenda Cuando moría, lo embalsamaban extrayendo las vísceras e introduciendo en la cavidad resina, y era colocado en un tronco de palmera chapada de oro, vestido y adornado con todas sus alhajas, mientras sus vasallos se vestían de luto y pintarrajeaban de ocre. El heredero del soberano era el hijo mayor de la hermana del fallecido. El hombre podía tomar todas las mujeres que quisiera, pero sólo la primera era la legítima esposa. Su religión consistía en la creencia de un Dios primitivo que llamaban "Chiquiigagua" Después de este primer dios, le siguen en orden el Sol y la Luna, su esposa, coronada de estrellas. Creían en la inmortalidad del alma y en un infierno situado en el centro de la Tierra, donde iban a parar las almas de los que habían sido malos y cobardes. El mayor número de súbditos constituía la clase de los libres-comunes, y en una condición más baja estaban los esclavos, que eran los prisioneros no sacrificados.